Comprender el estrés y la ansiedad en perros y gatos no siempre es sencillo. Con frecuencia, estos estados emocionales pueden pasar desapercibidos porque los animales tienden a camuflarlos o expresarlos mediante conductas que no son fáciles de interpretar. Entendamos que, el estrés cumple una función adaptativa que ayuda a los seres vivos a enfrentar situaciones nuevas, las cuales pueden ser percibidas como desafiantes o amenazantes, sin embargo, cuando este estado se prolonga en el tiempo o aumenta en intensidad, puede generar un impacto negativo considerable, superando la capacidad de adaptación del animal y afectando tanto su salud física como emocional. Un ejemplo de ello, es la manifestación de ansiedad, que surge cuando el animal es incapaz de afrontar el estrés de forma adecuada. En estos casos, los perros y gatos experimentan sensaciones de malestar e incomodidad que se manifiestan a través de signos como temblores, ladridos o maullidos inusuales, hipersalivación, jadeo excesivo sin calor, alteraciones en los patrones de alimentación—ya sea disminución del apetito o rechazo total de la comida—, cambios en los hábitos de eliminación (lugares donde antes no se hacía), lamidos compulsivos —especialmente en las patas—, comportamientos destructivos como morder objetos, esconderse por largos tiempos (gatos), comportamientos defensivo-agresivos (gruñir o bufar) e, incluso, episodios de vómito y diarrea. La mejor forma de ayudarlos es reconociendo los factores que pueden desencadenar estrés severo como:
- Cambios en el entorno: mudanzas, remodelaciones, llegada de nuevos miembros a la familia, pérdida de un ser querido o permanecer solos por largos periodos.
- Ruidos intensos o inesperados: como truenos, pólvora, obras de construcción o música a alto volumen.
- Falta de socialización o experiencias traumáticas: situaciones negativas previas que generan inseguridad o miedo.
- Rutinas inestables: cambios en los horarios de alimentación, paseos o actividades diarias.
- Visitas al veterinario, hospitalizaciones o viajes: eventos que suelen generar incomodidad o temor.
- Separación prolongada del cuidador o estrés del mismo: los animales pueden percibir y verse afectados por las emociones humanas.
- Convivencia con otros animales sin una adecuada transición: especialmente en gatos, que son más sensibles a la presencia de otros individuos en su territorio.
- Espacios reducidos para varios animales: la falta de espacio puede generar tensión, competencia y conflictos.
La mayoría de estas situaciones provocan estados de inseguridad y miedo en nuestros compañeros peludos, haciéndolos sentir, en muchos casos, vulnerables y amenazados. Por ello, una vez identifiquemos los factores que desencadenan su estrés, podremos intervenir de manera oportuna para reducir al máximo sus efectos negativos y promover su bienestar emocional. Es ideal que, durante cualquier proceso que pueda generar estrés, el animal cuente con el acompañamiento de su entorno más cercano, aquel que le brinda seguridad y confianza. Del mismo modo, la administración previa de esencias florales puede favorecer el equilibrio y la regulación emocional, ayudando a que la transición sea más tranquila y positiva, por ejemplo, el uso de la mezcla floral Siu paz y calma o Siu adaptación y viajes, son la combinación ideal para brindar apoyo en momentos de estrés y ansiedad. Para situaciones críticas, donde la crisis emocional es incontrolable, podemos recurrir a la formula floral Siu Urgencia, que brinda un soporte emocional en momentos de pánico extremo.