Siu Esencias Florales

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La importancia de la nutrición ha cobrado tanta relevancia en la actualidad que incluso la estamos extendiendo a nuestros compañeros peludos, entendiendo que es parte fundamental de su bienestar. Es por ello, que los cambios en el apetito de nuestros amigos peludos puede ser indicador de enfermedad o de alteraciones de su estado físico o emocional.  

Generalmente, la inapetencia se asocia principalmente a un estado de enfermedad física que curse con dolor o inflamación; por ejemplo, es común en pacientes con problemas dentales —una condición frecuente en gatos— o en casos de dolor generalizado y frecuentemente en situaciones de malestar gastro-intestinal, provocando el rechazo del alimento. Del mismo modo, la inapetencia puede estar asociada a infecciones, efectos secundarios a medicamentos o vacunas, procesos de recuperación postquirúrgica, enfermedades hepáticas, renales incluso el cáncer.  Por ello, siempre debemos consultar al médico veterinario y descartar de primera mano que la falta de apetito no corresponda a una condición médica. Es elemental considerar que, si la inapetencia cursa al mismo tiempo con otros síntomas como diarrea, vómito, debilidad, decaimiento, entre otros, nuestra mascota debe ser valorada por un profesional veterinario, y en el caso de los gatos la pérdida de apetito por más de 24 horas se considera una emergencia veterinaria y debe ser atendido lo antes posible.  

En el mismo sentido, es fundamental contemplar los factores relacionados directamente con la alimentación, por ejemplo; cambios repentinos de dieta y por ende rechazo al nuevo alimento, aburrimiento con la comida habitual, preferencia por comida con textura blanda, e incluso aspectos del entorno como un ambiente inadecuado para comer —por ejemplo, espacios muy ruidosos, la presencia de otros animales o la falta de una rutina establecida; incluso la falta de actividad física y mental (entretenimiento) influyen en el apetito de nuestros compañeros peludos.  

Por otro lado, existen causas emocionales y/o conductuales que también pueden provocar inapetencia. Factores como el estrés, la ansiedad, la depresión o el duelo afectan el apetito de nuestras mascotas. Situaciones tales como cambios en el entorno, mudanzas, viajes, ruidos fuertes, la ausencia de sus tutores o la pérdida de un compañero —ya sea humano o animal— pueden desencadenar estos estados, especialmente en animales muy apegados a sus vínculos afectivos.  

En la mayoría de casos, podemos incentivar el apetito de nuestras mascotas usando alternativas naturales. Sin embargo, antes de ponerlos en práctica, es imprescindible descartar procesos de enfermedad física que puedan comprometer el bienestar de nuestras mascotas, así mismo es importante reconsiderar el estado emocional del animal. En este sentido, el uso de esencias florales puede ser una herramienta complementaria para equilibrar sus emociones y favorecer una mejor disposición hacia la alimentación. Por ejemplo, la mezcla floral de Siu Appétit favorece la motivación por comer y la sensación de tener hambre o aumentar las ganas de comer en tu peludo.

De igual manera, podemos usar estrategias como calentar ligeramente la comida o agregar a la comida caldo natural (puede ser de pollo o res) sin sal puede mejorar el sabor y estimular el interés por la comida. También podemos incluir alimentos frescos seguros, como trocitos de pollo cocido, zanahoria rallada o un poco de yogur griego natural (sin azúcar ni edulcorantes). Variar la textura alternando entre comida húmeda, seca o semihúmeda puede despertar el interés, especialmente en gatos. El uso de comederos interactivos o juegos de olfato hacen del momento de la comida una experiencia divertida que puede motivar a comer. 

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